Hablábamos ayer de la investigación que identifica una proteína clave para una posible vacuna contra la malaria, encontrada en la sangre de niños de dos años de Tanzania pero también posteriormente en adultos que no desarrollaban la enfermedad.
La malaria (también conocida como paludismo) es una enfermedad muy grave, endémica de muchas partes del mundo, que se da sobretodo en los países en vías de desarrollo. Originariamente era endémica de la zona mediterránea pero los adelantos en el uso de plaguicidas y la desecación de pantanos que se ha realizado durante siglos para evitar enfermedades han reducido su presencia.
El paludismo o malaria es transmitido por la picadura de mosquitos del género Anopheles que transmiten el parasito de género Plasmodium. Hasta cuatro especies de Plasmodium pueden infectar al ser humano. El problema de esta enfermedad, radica en que es producida por un organismo prototista que presenta diferentes etapas en su desarrollo durante las que va cambiando los antígenos presentes en la superficie celular por lo que para el sistema inmune es muy complicado actuar. Abajo pueden ver la figura sobre cómo actúa el parásito de la malaria.
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Ciclo del parásito de la malaria Ciclo del parásito de la malaria
En busca de la vacuna contra la malaria: grandes controversias
Encontrar una vacuna contra la malaria que afecta a millones de personas en todo el mundo es uno de los objetivos más importantes de la medicina actual aunque en muchas ocasiones se culpa de que no exista a que es una enfermedad que no se da en países desarrollados.
Hasta 70 candidatos a vacunas se pueden encontrar en diferentes investigaciones para solucionar una enfermedad sobre la que cada vez hay más conciencia en el mundo. Empresas, farmacéuticas, ONGD, particulares,… están destinando recursos para solucionar esta enfermedad.
Una de las vacunas que se está experimentando, es la promovida por el el científico español Pedro Alonso en colaboración con una farmacéutica GSX, la ONGD PATH, y la fundación Bill&Melinda Gates entre otras, que ha arrojado resultados alentadores en las pruebas clínicas con niños africanos.
Sin embargo, la más famosa es la del Dr. Patarroyo que descubrió la primera vacuna donada a la OMS y que no tuvo el éxito esperado por causas controvertidas en un sentido u otro, entre acusaciones de que la vacuna no es tan efectiva como se decía y otras que indicaban que había grandes intereses ecónomicos de por medio que hacían que esta vacuna no se desarrollara.
Ahora se abre una nueva vía por el descubrimiento del antígeno PfSA-1 en Tanzania que promete resultados esperanzadores en la obtención de una nueva vacuna contra la malaria.
Esta enfermedad es tan compleja que posiblemente su solución sea un compendio de diferentes vacunas, diagnóstico precoz, tratamientos efectivos y prevención de la picadura del mosquito.
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