El autismo es una condición cuyas causas son muy desconocidas. Se le han adjudicado multitud de causas, entre ellas las vacunas cosas que es total y absolutamente falsa, pero también si es por la contaminación del aire, la exposición a pesticidas, al bisfenol A o enfermedades virales.
Sin embargo, ha salido publicado un estudio en la revista JAMA Psychiatry que es, hasta ahora, el más grande que se ha realizado. Han participado más de dos millones de niños de cinco países que ha llegado a la conclusión de que el mayor riesgo de desarrollo de un trastorno del espectro autista se debe a factores genéticos.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que la causa del autismo se debe al 81% a la genética mientras que 20% restante se debe a factores ambientales. Los factores que se pensaba que se debían a la madre como el peso, el síndrome del ovario poliquístico y si el bebé nació por cesárea, resultaron no tener ningún impacto o un impacto mínimo en el desarrollo del autismo (entre un 0,4% y 1,6%).
El peso del factor genético en el autismo
Los autores del estudio revisaron las historias clínicas de más de dos millones de niños nacidos en Dinamarca, Finlandia, Suecia, Israel y el Oeste de Australia entre 1998 y 2011. Se les hizo un seguimiento hasta los 16 años y durante este tiempo 22.000 fueron diagnosticados de autismo.
Aunque se atribuye un 81% de peso al factor genético, los investigadores señalan que pese a este resultado, los factores ambientales todavía pueden jugar un papel importante, en particular cuando interaccionan con los factores genéticos.
El peso del factor genético varía entre países desde el 50,9% en Finlandia hasta el 86,8% en Israel, en los países nórdigos la variación fue del 81,2% hasta el 82,7%, lo que sugiere que puede haber un peso modesto del país de estudio.
El desarrollo de trastornos del espectro autista no pueden ser atribuidos a una sola causa, si no que es el resultado de varios factores interconectados. Por tanto, los factores ambientales todavía tienen una influencia alta, aunque los investigadores todavía no han identificado cuáles son los factores ambientales más significativos, aunque lo que está asegurado es que no se debe a las vacunas.
Del mismo modo, los investigadores todavía no tienen claro qué genes específicos y qué interacciones contribuyen para el desarrollo del autismo aunque es un campo de investigación en el que se está trabajando.
Este no ha sido el único estudio que ha llegado a la conclusión de que el autismo puede deberse a la genética. La investigación en gemelos ha probado ser muy útil para determinar la heredabilidad del autismo, con un estudio realizado en gemelos en 2016 que sugería que el desarrollo del autismo se debe a la genética entre un 64 a 91%.
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