El palmítico es un ácido graso saturado presente en casi todos los seres vivos y, por lo tanto, en la carne, los productos lácteos, la margarina y la mayoría de los alimentos que contienen grasas. Aunque se sabe que está también presente en diferentes proporciones en muchos aceites vegetales, su nombre revela que es efectivamente el aceite de palma el que tiene como componente mayoritario el ácido palmítico.
El papel del ácido palmítico en la metástasis del cáncer
Hace cuestión de días, la prestigiosa revista de investigación Nature ha publicado un artículo en el que se establece una relación directa entre el consumo de ácido palmítico y el aumento, o incluso aparición, de la metástasis en algunos tipos de cánceres.
Como se sabe, la metástasis es la propagación del cáncer desde una parte del cuerpo a otra, no necesariamente contiguas, y causa alrededor del 90% de las muertes por esta enfermedad. Es evidente que la disminución y desaparición de la metástasis sería un paso enorme en la lucha contra el cáncer y es, por lo tanto, fundamental conocer el origen y mecanismo de dicho fenómeno.
El Dr. Salvador Aznar Benitah y su grupo de investigación en el Institute for Reasearch in Biomedicine de Barcelona han descubierto que, en ciertos tipos de cánceres, las células cancerosas que se desprenden de un tumor para iniciar o continuar la metástasis contienen una proteína denominada CD36. De esta forma, han sido capaces de identificar las células metástasicas.
El receptor CD36 es un tipo de proteína integral de membrana en los animales que permite el paso de ciertos ácidos grasos al interior de la célula, específicamente, al ácido palmítico. De hecho, los autores del artículo han demostrado que, al incrementar los niveles de CD36, una célula cancerosa originariamente no metastásica se convierte en metastásica.
Además, durante sus investigaciones, estudiaron el efecto de la dieta en la metástasis. Dado que la CD36 transporta ácidos grasos, variaron los niveles de grasas ingeridos por ratones con tumores orales presentes en humanos. Así, descubrieron que el incremento de ácidos grasos en la sangre aumenta la cantidad de focos metastásicos.
Tras estos resultados, decidieron utilizar anticuerpos conocidos en el mercado para bloquear la actividad de la proteína CD36 y observaron que el número de focos descendía o incluso desaparecían completamente las células metastásicas. Y, lo mejor de todo, sin efectos secundarios observados. (Pascual et al., 2016)
Pero antes de demonizar al ácido palmítico, conviene conocer las características más importantes de esta molécula.
Procedencia del ácido palmítico
Es bien sabido que casi todo en exceso es perjudicial o, como decía Paracelso, “el veneno está en la dosis”. Sin embargo, es muy importante recordar que los ácidos grasos en su justa medida son absolutamente imprescindibles para una gran cantidad de seres vivos. De hecho, constituyen nada menos que la reserva energética del organismo y el material con el que están hechas sus membranas celulares.
El ácido palmítico, C16H32O2, se fabrica de forma natural en el cuerpo humano y constituye la no despreciable cifra del 21-30% molar de sus depósitos de grasa (Kingsbury et al., 1961). Se encuentra también en la leche y sus derivados, la carne y en todos los aceites vegetales en distintas proporciones. Por ejemplo, el aceite de palma contiene un 43% de ácido palmítico y el aceite de oliva un 10% (FEDNA).
Aplicaciones y propiedades
Las aplicaciones del ácido palmítico están asociadas fundamentalmente a su condición de componente mayoritario del aceite de palma, que debido a su bajo coste, estabilidad y versatilidad se utiliza a gran escala en la industria, sobre todo la alimentaria. Se usa, por ejemplo, para la elaboración de gran cantidad de alimentos preparados: pan, bollería, pasteles, salsas, sopas, platos precocinados, etc.
Al margen de la gran controversia medioambiental existente fruto de las malas artes usadas para su obtención, el aceite de palma tiene propiedades muy beneficiosas para el organismo, ya que es antioxidante, favorece la circulación de la sangre y es bueno para la vista, además de contener una relación 1:1 entre ácidos grasos saturados e insaturados. Es rico en las vitaminas E y A, y diversos estudios defienden que puede ayudar a prevenir el Parkinson (Su et al., 2015).
Asimismo, el aceite de palma en la industria se utiliza también para la fabricación de lubricantes, barnices, jabones, detergentes, tinta y biocombustibles.
¿Se puede extraer una conclusión clara?
Cuando se trata de nutrientes controvertidos, la conclusión nunca es clara. Que una sustancia sea beneficiosa en ciertos aspectos para el organismo no significa que no pueda ser perjudicial en otros.
Además del reciente estudio sobre la metástasis del cáncer, también existen otros que defienden que el ácido palmítico, como grasa saturada, puede tener efectos negativos sobre el colesterol (Howell et al., 1997).
Si bien es cierto que el ácido palmítico es una molécula que siempre estará presente en nuestro organismo, no es menos cierto que conviene controlar su ingesta. Por lo tanto, la única conclusión clara es que hay que estar comprometidos con estar al día sobre la información rigurosa disponible y el avance del conocimiento en beneficio de nuestra propia salud.
Bibliografía
- Fundación Española para el Desarrollo de la Nutrición Animal http://www.fundacionfedna.org/ingredientes_para_piensos/aceites-y-ole%C3%ADnas-de-origen-vegetal
- Su, X., Chu, Y., Kordower, J. H., Li, B., Cao, H., Huang, L., Federoff, H. J. (2015). PGC−1α Promoter Methylation in Parkinson’s Disease. PLoS ONE, 10(8), e0134087. http://doi.org/10.1371/journal.pone.0134087
- Howell, W., Mac Namara, M., Smith, T., Gaines, J. (1997). “Plasma lipid and lipoproteins responses to dietary fat and cholesterol: a metaanalysis”. J. Am J Clin Nutr; 65:1747-64.
No hay dudas y se ha mencionado desde siglos anteriores, la salud es una medida, solo los diferencia un mililitro, comer pero de manera conservada, no desproporcionada, soy vegetariano aunque no absoluto, es cierto que no como carne, sin embargo no soy vegano como huevo, miel, en pocas ocasiones pescado, y fin de año un dedo meñique de cerdo. Mi salud si es desproporcionada a los 50 años. Razón tiene Paracelso. Gracias.
Muy interesante el articulo