El gorgojo del eucalipto es una especie invasora atípica. Cuando nos referimos a una especie como invasora, tendemos a pensar en que esta produce un daño en el ecosistema invadido. Pero no es el caso de Gonipterus scutellatus, el gorgojo defoliador del eucalipto, que se alimenta únicamente de una planta que es invasora (el eucalipto) y produce un impacto gravísimo en aquellos sitios en los que prolifera.
Ciclo biológico del gorgojo del eucalipto
Los escarabajos adultos tienen una longitud de hasta un centímetro por 4 o 5mm de anchura. Su color es gris o rojizo y tienen un característico “morro” alargado con dos grandes ojos negros. Son inofensivos para los seres humanos, pero si se enganchan con sus patas a la piel requiere cierto esfuerzo despegarlos. Esto supone más una curiosidad que una molestia.
Los escarabajos realizan sus puestas de huevos en la parte inferior de las hojas del eucalipto, de donde emergen las larvas. Estas se alimentan de los brotes de los tallos, así como de las hojas, en las que dejan unos surcos negros característicos. Los adultos también se alimentan de las hojas, particularmente de su parte exterior.
Provocan la caída de las hojas de la planta, con el consiguiente impacto en el crecimiento del árbol. Un efecto secundario de la depredación que este insecto provoca en los eucaliptos es que la madera se vuelve más dura.
Dudosa clasificación como plaga
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El único impacto negativo que esta especie provoca es en los beneficios que los madereros obtienen de la venta de eucaliptos. Al no alimentarse de ninguna otra especie vegetal, su impacto en los hábitats donde es introducido queda limitado a las plantaciones de eucalipto, que generalmente sí afectan a los ecosistemas (al ser unos árboles de rápido crecimiento, que secan el suelo, favorecen los incendios forestales y tienen hojas tóxicas, por los que la fauna nativa no se puede alimentar de ellos).
En España existen varias especies de eucaliptos, todas nativas de Australia, de las cuales la más extendida es Eucalyptus globulus. Los eucaliptos no se encuentran legalmente clasificados como especie invasora, pese a serlo, ya que esto provocaría que no se pudiera aprovechar económicamente su madera. Los intereses económicos detrás de este sector, mayores de los que produce cualquier otra especie invasora, impiden que los eucaliptos sean clasificados como tales.
Las presiones de grupos como la patronal española del papel (ASPAPEL) llevaron en la década de los 90 a que se tomaran medidas contra la proliferación del gorgojo del eucalipto. Esta especie tiene depredadores en su hábitat natural, en Australia, pero no cuenta con ellos en España. Una de las medidas que se tomaron fue el control biológico empleando una especie de avispa parásita, Anaphes nitens.
Este tipo de especies se denominan parasitoides ya que su huésped muere durante el ciclo vital del insecto.
Esta avispa, siguiendo el ciclo vital típico de las avispas parásitas, deposita sus huevos en las larvas del gorgojo del eucalipto. Las larvas crecen en el interior de la larva de gorgojo, devorándola pero retrasando su muerte el máximo tiempo posible. Finalmente, realizan su metamorfosis y salen del cadáver de la larva de gorgojo transformadas en avispas adultas.
Esta avispa se había empleado anteriormente en países como Madagascar e Irlanda, donde dio buenos resultados y se comprobó que no interactuaba con otras especies aparte del gorgojo del eucalipto. Su liberación fue aprobada en España, donde mantiene a un nivel estable las poblaciones de Gonipterus scutellatus.
Otra medida que se estudió fue el empleo de un insecticida cuyo principio activo es el flufenoxurón, en proceso de prohibición en la Unión Europea. En el año 2012 se dio a conocer un plan de la Xunta de Galicia para la fumigación de los bosques con este compuesto empleando avionetas, pero la intensa oleada de críticas que se produjo impidió que el plan siguiera adelante.
El insecticida no solamente afectaba al gorgojo del eucalipto, sino a todo tipo de artrópodos que realizaban la metamorfosis durante su ciclo vital, incluyendo a las abejas y a la propia avispa parásita Anaphes nitens. Por ahora, la única medida que se ha tomado contra el insecto es emplear la avispa como control biológico, y parece efectiva.
Está claro que los intereses económicos son importantes a la hora de planificar la conservación medioambiental, pero debemos preguntarnos hasta qué punto estamos dispuestos a sacrificar nuestro gran patrimonio natural en beneficio de ciertos sectores.
Fuentes
- J. P. Mansilla; «Presencia sobre Eucalyptus globulus Labill de Gonipterus scutellatus Gyll. (Col. Curculionidae) en Galicia», en Boletín de Sanidad Animal 18, 1992.
- A. Cordero Rivera e S. Santolamazza Carbone: Eucalyptus, Gonipterus y Anaphes: un ejemplo de control biológico en un sistema tri-trófico (Departamento de Ecoloxía e Bioloxía Animal, Universidade de Vigo). Actas del Simposio Internacional sobre Socioeconomía, Patología, Tecnología y Sostenibilidad del Eucalipto. Cátedra ENCE, novembro 2003.
- S. Santolamazza Carbone e F. J. Fernández de Ana Magán: «Efectos de dos insecticidas de síntesis y de dos bio-insecticidas sobre el defoliador del eucalipto Gonipterus scutellatus Gyllenhal y su agente de control biológico Anaphes nitens Girault», en Bol. San. Veg, Plagas, 30, 2004, 265-277, 2004.
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