La misteriosa desparición del kelp: adiós a los bosques de laminarias en el Cantábrico

Imagen 2. Laminaria digitata en las costas de UK.

El aumento en la temperatura del mar ha provocado la desaparición del 95% de los bosques marinos de algas laminarias, también conocidas como kelp, en las costas de Asturias.

Las laminarias son un género de algas pardas que se caracteriza por el gran tamaño que alcanzan algunas especies, de varios metros de longitud, y por su característico aspecto con láminas correosas, de las que el género obtiene su nombre. Las laminarias pertenecen al orden Laminariales que a su vez se engloba en la clase Phaeophyceae o algas pardas. La especie más conocida dentro de este género es la Laminaria digitata, cuyos restos aparecen frecuentemente en las playas del Atlántico al ser arrastrados por el mar. Esta especie posee un pie que se agarra a las rocas del lecho marino y una estructura parecida a un tallo que mantiene suspendida el alga.

Estas algas forman bosques marinos, los llamados internacionalmente como bosques de kelp, de aspecto semejante a los bosques que podemos encontrar en tierra firme. Dichas formaciones vegetales cumplen una importante función en los ecosistemas, al proporcionar alimento y cobijo a peces y crustáceos. Algunas especies de laminarias tienen además gran valor económico, pues de ellas se extraen alginatos y yodo, con aplicaciones medicinales. Otras son comestibles, como la Laminaria japonica o la Laminaria saccharina. Las algas poseen unas propiedades nutricionales diferentes a los vegetales cultivados en tierra firme, debido a que su composición bioquímica es diferente. Además, su sabor exótico las hace valiosas en la cocina tradicional de países como Japón y en general en Asia, donde los kelp noodles son muy populares.

Imagen 2. Laminaria digitata en las costas de UK.
Imagen 2. Laminaria digitata en las costas de UK.

El declive de los bosques marinos de laminarias

Investigadores de la Universidad de Oviedo han dado la voz de alerta al publicar varios artículos que demuestran el declive tanto en la extensión de los bosques de laminarias como en el tamaño de los individuos. Las especies estudiadas fueron Saccorhiza polyschides y Laminaria ochroleuca. El trabajo tuvo en cuenta datos de la década de 1970 y muestreos de campo desde 1990 hasta el año 2010. En las zonas más afectadas la extensión de los bosques se ha reducido hasta en un 95%.

Todo apunta a que el rápido declive en los bosques se debe a un aumento continuado de la temperatura del agua, según los investigadores. Las algas estudiadas necesitan una temperatura de entre 15⁰C y 18⁰C para mantener un desarrollo adecuado, pero en los últimos veranos la temperatura en Asturias por ejemplo, ha alcanzado los 22ºC. La consecuencia más dramática de esto es un descenso en la reproducción de las algas. Al tratarse principalmente de especies anuales, una menor reproducción un año implica menos ejemplares el año próximo en la misma población.

Según José Manuel Rico biólogo marino del Observatorio Marino de Asturias, dos especies Saccharina latissima y Laminaria hyperborea ya están prácticamente extinguidas en el Principado. Esto se explica con que «su valor crítico de supervivencia se sitúa en los 20 grados cuando podemos pasar tranquilamente un mes a 22 grados». El continuo aumento de las temperaturas del mar está teniendo efectos terribles en las poblaciones de laminarias autóctonos de la costa que Cantábrica que se ven reemplazados por especies más tolerantes a aguas cálidas.

Imagen 3 Las grandes extensiones de algas, conocidas como praderas marinas, son un ecosistema rico en especies animales y vegetales. Aquí se aprecian algas expuestas al aire durante la marea baja.
Imagen 3 Las grandes extensiones de algas, conocidas como bosques marinos, son un ecosistema rico en especies animales y vegetales. Aquí se aprecian algas expuestas al aire durante la marea baja.

Una de las poblaciones más afectadas, cerca del Cabo de Peñas, está próxima a desaparecer. A largo plazo, esto hace peligrar la existencia de los bosques de laminarias en aquellas latitudes donde la temperatura del agua aumente. Esta disminución en la superficie de los bosques de laminarias no sólo ocurre en las costas españolas, también se ha observado la misma tendencia en Francia, Inglaterra e incluso Escandinavia. Científicos de diversos países europeos investigan las causas de la desaparición de los bosques marinos en el marco del proyecto KNEU, para evitar el impacto que esto pueda tener en la industria pesquera.

Otras especies afectadas

Una especie cuyas poblaciones han disminuido en los últimos años es el alga roja Gelidium corneum, común en el Golfo de Bizkaia. Esta especie también forma bosques marinos y de ella se extrae el agar, una sustancia parecida a la gelatina que tiene importantes usos tanto culinarios como en el laboratorio, pues se usa para crear medios de cultivo bacteriano útiles en ensayos clínicos. Por desgracia, en los últimos años la densidad de las poblaciones de esta especie también se encuentra en declive. Científicos de la UPV/EHU también han relacionado el caso de Gelidium con el aumento en la temperatura del mar, al tener un ciclo vital parecido a las algas pardas del género Laminaria.

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Imagen 2 Las algas del género Fucus albergan importantes comunidades en la zona intermareal.

El género de algas pardas Fucus, también formador de bosques marinos y presente en las costas españolas, se encuentra en un declive poblacional desde la década de 1970. Estas algas, muy comunes en la franja costera intermareal (la que queda expuesta al aire durante los periodos de marea baja), poseen unas vesículas rellenas de un líquido gelatinoso y aire. Se trata de sus órganos sexuales, que también aportan flotabilidad a las algas.

La causa del declive de este género parece estar relacionada tanto con el aumento en la temperatura del mar como en cambios en la distribución temporal de los afloramientos marinos. Los afloramientos son movimientos estacionales de masas de agua que aportan nutrientes a las aguas costeras desde otras más profundas, necesarios para los ecosistemas. Los cambios en la temperatura alteran el movimiento de las masas de agua, por lo que ambos fenómenos estarían relacionados.




Pese a que algunas de estas especies no tienen utilidad directa para el ser humano, son una parte indispensable de los ecosistemas marinos, al servir tanto de alimento como de refugio a numerosas especies de peces, moluscos o crustáceos. Las alteraciones en este tipo de ecosistemas podrían tener graves consecuencias a largo plazo en la marisquería o la industria pesquera, que sí nos afectarían negativamente.

Biólogo, doctorado en ecología por la Universidad de A Coruña. Apasionado por la ciencia y enamorado desde la infancia de la naturaleza y los animales, especialmente la biología marina y los insectos.