La caza comercial de ballenas ha estado prohibida desde la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional en 1982, de manera que el número de individuos de la especie se recuperara. Alrededor de 80 países firmaron el acuerdo que empezó en 1986.
Sin embargo, hay un cierto número de países a favor de la pesca de ballenas que han continuado pescando bajo el amparo de la «pesca con fines científicos». Los países que han continuado con la caza de ballenas son Islandia, Noruega, Rusia y Japón.
Japón comenzó con su programa científico apenas un año después de que la prohibición entrara en vigor. Para ello alegaban «muestreo biológico» que sólo podía llevarse a cabo matando ballenas, ya que de acuerdo a ellos era esencial para estudiar la edad, salud y hábitos de las ballenas. Desde que la prohibición entró en vigor, se estima que Japón ha matado alrededor de 32.000 ballenas.
Ahora, Japón se está preparando para reiniciar la pesca comercial de ballenas el 1 de julio por primera vez en 30 años tras la controvertida retirada de la moratoria por la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Los datos de la caza de ballenas
Los datos del año pasado muestran que desde diciembre a febrero de la temporada 2017/2018 Japón había matado su cuota anual de 333 ballenas minke en aguas de la Antártida, de las cuales 120 estaba preñadas. Las ballenas minke son los rorcuales más pequeños y abundantes, hay dos especies la antártica y la común. Mientras que la ballena minke común se considera como preocupación menor por la IUCN, la antártica se cataloga como casi amenazado.
En 2014, a Japón se le prohibió pescar en la Antártida después de que Australia lo llevara ante el Tribunal Internacional de Justicia de las Naciones Unidas acusándolo de que su programa no era científico. Ganó Australia y Japón anunció que acataría la decisión aunque se ha demostrado posteriormente que no ha sido así.
En julio de 2018, Japón anunció su plan para buscar la aprobación de la CBI para reanudar la caza de ballenas estando de acuerdo con las cuotas establecidas por la CBI y sólo pescar aquellas especies que tuvieran números sostenibles. Ante la negativa de la Comisión Ballenera Internacional, Japón anunció en diciembre que se retiraba del acuerdo global y su intención de reanudar la pesca comercial de ballenas.
La industria ballenera tuvo un papel muy importante en el Japón posterior a la II Guerra Mundial. En 1946, con una economía destrozada y sin suficientes recursos alimentarios, el general estadounidense Douglas MacArthur, que supervisaba la ocupación aliada en el Japón de la posguerra, ordenó a dos petroleros militares que se convirtieran en barcos balleneros, introduciendo la carne de ballena en los almuerzos escolares, donde una nueva generación de niños crecieron comiéndolo.
¿Por qué reanudar la pesca comercial de ballenas?
Las razones de Japón no son claras ya que Japón normalmente alega defender las costumbres culturales y tradicionales. Sin embargo, hoy en día, la carne de ballena no es algo habitual en la dieta japonesa y la demanda es muy baja.
Varias encuestas en los últimos indican que, aunque un gran porcentaje apoya el programa de investigación, muy pocas personas comen regularmente carne de ballena, y aquellos que lo hacen pertenecen a la generación de la II Guerra Mundial y recuerdan tomarla de niños. Curiosamente, en Japón el avistamiento de ballenas está creciendo entre los propios japoneses y no sólo entre los turistas.
Ademas, la industria ballenera está subsidiada con 50 millones de dólares al año por el gobierno.
No sólo Japón
Sin embargo, Japón no es el único país que se burla de la moratoria. Noruega se opuso a la prohibición por motivos culturales, y el año pasado aumentó su cupo de caza de 999 animales en 2017 a 1,278 en 2018.
Islandia abandonó la moratoria en 1992, solo para reincorporarse en 2002 y luego reanudar la caza comercial de ballenas en 2006. En 2018, anunció que pondría fin a la caza de ballenas minke después de que una cuota autoasignada de 262 ballenas en 2017 solo dio como resultado seis ballenas.
A principios de este año, anunció nuevos cupos que permitirán que 209 rorcuales común y 217 ballenas minke sean cazadas cada año hasta 2025. Sin embargo, esta semana el gobierno retuvo un permiso de caza a la única compañía ballenera del país debido a que esas cuotas anteriores se basaron en ciencia errónea. El rorcual común está considerado por UICN como especie vulnerable.
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