Problemática de la sepia (Sepia officinalis) en el mar Adriático

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Sepia officinalis foto de Marie Bournonville.

En  primavera, caminando en la playa del mar Adriático, nos llama la atención la presencia de banderas multicolores en la superficie del mar.  Se trata de señales que indican la presencia de nasas  y si son tan abundantes en esta época del año hay una razón: es durante la primavera que las grandes sepias se acercan a la costa para poner sus huevos.

La sepia común (Sepia officinalis) se encuentra  en todas las costas del mar Mediterráneo y Atlántico, desde Escandinavia hasta Marruecos. Las sepias  viven gran parte de su vida en el mar en estrecho contacto con el fondo y sólo durante la temporada de cría, es decir, en primavera, que va de marzo a junio, se acercan a la costa para aparearse y poner huevos.

El ciclo de vida de la sepia es de dos años y los huevos eclosionan en verano y el nacimiento de las pequeñas sepias se parecen  en todo a los adultos excepto en el tamaño.  Incluso los pequeños, como  los adultos, son capaces de cambiar su color y esto depende  de si se sienten amenazadas  por un depredador. Durante el otoño las sepias alcanzan  el tamaño de unos pocos centímetros y se mueven hacia el mar, dejando las costas y las aguas poco profundas,  donde pasarán el invierno.

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Sepia officinalis foto de Marie Bournonville.

Los machos alcanzan la madurez sexual a una longitud de diez centímetros, aproximadamente un año después de su nacimiento, mientras que el desarrollo de las hembras es más lento.

Antes del apareamiento el macho muestra un color rojo brillante para cortejar a la hembra. El acto sexual implica el acoplamiento de los individuos de ambos sexos  y el movimiento  del esperma de macho a hembra, recogido en una bolsa que se llama  espermatóforo a través del tentáculo hectocótilo que se ha modificado para la temporada de cría.

Los huevos son esféricos y negros, y siempre están depositados  sobre sustratos sólidos. Los tubos largos de los gusanos tienen una gran demanda porque ofrecen un buen anclaje y una buena oxigenación, debido a las corrientes. El tamaño de los huevos  aumenta desde el nacimiento hasta la  apertura de aproximadamente 1 cm. En las etapas finales de la incubación el color negro se desvanece poco a poco hasta que se vuelve transparente y se puede ver la sepia pequeña y ya formada. De cada huevo nace sólo una sepia.

La pesca de la sepia

sepia-en-el-mercadoLos pescadores saben su ciclo de vida y durante el otoño y el invierno se capturan en redes de arrastre de fondo, pero la concentración de la pesca se da sobre todo en primavera, cuando las sepias se acercan a la costa y es el momento donde se ven muchas banderas de colores debido a las nasas diferentes.

Las trampas son artes de pesca pasiva, que  consiste en un tubo en forma de red, cerrado por un extremo y con una entrada en forma de embudo. Por dentro se coloca un cebo y el animal ya no puede salir. Las sepias  se sienten atraídas, sobre todo en el Adriático, por una ramita de laurel que parece llamar a las hembras en busca de un sustrato para dejar los huevos. Una vez atrapada la hembra, los machos sufren el mismo destino porque son atraídos por la hembra.

El problema es que este tipo de pesca se lleva a cabo durante la temporada de reproducción y afecta a los animales que están a punto de reproducirse y asegurar así el nacimiento de nuevos individuos para el año siguiente, con lo cual afecta especialmente a la población. En segundo lugar, las hembras ponen sus huevos principalmente en el sustrato de las macetas y por lo tanto pierden una gran cantidad de huevos.

Pero podemos  decir que el verdadero problema es que no existe un control real de esta actividad, dado que la norma es de dos macetas por barco, pero no es fácil de comprobar por la Guardia Costera y por lo tanto el impacto es mucho más grave de lo que se puede esperar.

Por eso  hay que tratar de reducir el impacto generado por la pesca con el fin de preservar y conservar estas especies, que a causa de los pescadores se están muriendo y será inevitable Incluirlas en  la lista de especies en peligro de extinción.

Fotografía: Clarissa Rodrígues González, Banco de Imágenes y sonidos del Instituto de Tecnologías Educativas, Ministerio de Educación de España.

Graduado en Ciencias Ecológicas y de la Biodiversidad por la Universidad de Pisa (Italia). Trabajo de investigación sobre Fundamentos de biologia marina: Corales del Mediterráneo. Ha impartido conferencias de biologia marina en los colegios de la comunidad de Madrid, a través del centro de buceo y de biología marina, Zoea. Máster en Biodiversidad, Universidad Autonoma de Madrid. Actualmente está colaborando en un proyecto de investigación sobre la taxonomía y filogenia de una familia de nudibranquios, Proctonotidae. Además se dedica a la divulgación científica de la biologia marina. Aficiones, lectura sobre la biodiversidad marina, música, viajes, cinema.