Suelos salinos: salinización y sodificación de suelos

suelos salinos

Salinidad y sodicidad

Los suelos salinos son aquellos en los que se produce una acumulación de sales más solubles que el yeso, suficiente para interferir en el crecimiento de la mayoría de los cultivos y de otras plantas no especializadas. Se corresponden a los SOLONCHAK de la clasificación de la FAO de suelos.

Los suelos sódicos son aquellos que contienen suficiente sodio intercambiable para que afecte negativamente tanto a la producción vegetal como a la estructura de los suelos. Son los suelos SOLONETZ de la clasificación de la FAO.

suelos salinos

Los suelos salino-sódicos tienen sales más solubles que el yeso y, además, un alto porcentaje sodio intercambiable.

Para evaluar la respuesta, tanto de las plantas, como el comportamiento de un suelo en relación con la salinidad y la sodicidad se ha generalizado la utilización de dos parámetros básicos: la conductividad eléctrica de un extracto de pasta saturada que mide la salinidad de una muestra de suelo en condiciones de saturación de agua; y la Relación de Absorción de Sodio (RAS o SAR en inglés) que mide el grado de modificación a que pueden dar lugar las aguas de riego. El RAS se mide en (meq/l) y su fórmula es:

fórmula de la relación de absorción de sodio

Mediante el RAS se denota la proporción relativa en la que se encuentra la proporción del catión sodio respecto a los iones Calcio y Magnesio (los cationes divalentes Ca+2 y Mg+2) que compiten con el sodio por los lugares de intercambio del suelo.

Si en un agua predomina el ión Na+, inducirá cambios en las posiciones de Ca+2 y Mg+2 por el sodio. Este aumento del sodio en el suelo puede conducir a la degradación del suelo, a la pérdida de su estructura y permeabilidad.

Cuando la concentración de SAR mayores de 10 meq/l, el agua se considera alcalinizante con consecuencias para el suelo.

Para explicar la formación de los suelos salinos, se han establecido con los ciclos de salinización.

Los ciclos de salinización pueden ser de varios tipos continentales, marinos, delicias, artesianos y antropogénicos.

Ciclos de generación de suelos salinos

Ciclos continentales

La formación de suelos salinos en las tierras de interior se debe a ciclos de movilización, redistribución y acumulación de cloruros, sulfatos, carbonatos y bicarbonato sódico. Son fenómenos que vienen condicionados por el clima, el régimen de humedad del suelo, posición geomorfológica y la clase de drenaje que exista en la zona.

Ciclos marinos

Los suelos de las llanuras a lo largo de las costas, bahías y marismas pueden presentar acumulación de sales marinas principalmente cloruro sódico. Las sales de estos suelos salinos proceden de capas freáticas salinas poco profundas, del agua de inundación de las mareas o por los aportes de sales transportadas por el viento.

Ciclos deltaicos de acumulación de sales

En los deltas de los ríos, generalmente fértiles y con gran actividad agrícola, hay que tener en cuenta las interacciones entre el agua de mar, el agua dulce del río y el agua de la capa freática que pueden generar suelos salinos. El equilibrio de este sistema es muy frágil y fácil de alterar tanto por fenómenos naturales como antrópicos (diques, canales, trasvases y los regadíos).

Ciclos artesianos

Los ciclos artesianos son debidos a urgencias de aguas freáticas profundas que ascienden a través de microfallas y fracturas y que pueden atravesar materiales que dan lugar a su salinización.

Ciclos antropogénicos

Los procesos descritos anteriormente pueden verse modificados por las actuaciones del hombre. Las principales acciones son: transformación de secano a regadío que se ven forzados a emplear agua de riego de mala calidad y actividades industriales y mineras.

Por ejemplo, las lluvias ácidas son salinizantes y aumentan la tasa de meteorización y descomposición de las rocas del suelo, y la minería (sobretodo la minería de áridos para carreteras) puede dejar en el suelo materiales salinos o sódicos.

Daños generales que generan los suelos salinos

La alta concentración de sales o sodio aumenta la presión osmótica de la disolución del suelo con toque las plantas tienen mayor dificultad para absorber agua.

Se forman costras salinas en la superficie del suelo que dificultan los procesos de intercambio de energía, agua, gases y fertilizantes.

En el caso de riego por aspersión, la acumulación de sales y cristalización de las mismas en las hojas produce quemaduras sobre éstas.

Daños particulares y toxicidad en suelos salinos

Daños al suelo por sodio

El sodio destruye los agregados del suelo perjudicando su estructura y altera la permeabilidad de las membranas celulares, dificultando tanto la entrada de nutrientes como la salida de desechos metabólicos. Un ejemplo, es la clorosis producida en el guisante por elevadas concentraciones de cloruro sódico.

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Fotografía procedente de la tesis de: Gregorio Barba Espín. Funciones del metabolismo redox en la germinación y la respuesta a estrés oxidativo en plantas de guisante (Pisum sativum L.). Tesis Doctoral. Universidad de Murcia, 2011 https://antioxidantsgroup.wordpress.com/2013/04/16/estres-oxidativo-inducido-por-salinidad-en-plantas/

Daños al suelo por cloruros

Los cloruros presentan antagonismo con los nitratos. En los suelos con alta concentración en cloruros, las plantas tienen tendencia a absorber los cloruros antes que los nitratos. Esto disminuye los contenidos de nitrógeno (nítrico) y nitrógeno total, ralentizándose la producción de proteínas y la producción vegetal.

Daños al suelo por sulfatos

Los sulfatos también presentan antagonismo con los nitratos, y se da en concentraciones mayores. Además, los sulfatos producen corrosiones en el cemento que afectan a las balsas de riego, conducciones, depósitos dosificados de fertilizantes químicos…

Daños al suelo por carbonatos y bicarbonatos

Aumentan el pH del suelo con lo que precipitan iones OH insolubles de micronutrientes metálicos, produciéndose carencias llamadas clorosis.

También precipitan carbonatos de calcio y magnesio que obstruyen los goteros. Para contrarrestarlo se añade ácido nítrico y fosfórico que también sirven de fertilizantes.

Daños al suelo por fluoruros

Son inactivos en suelos neutros y alcalinos pero en suelos ácidos pueden formar ácido fluorhídrico corrosivo y desnaturalizador de proteínas. La concentración máxima recomendada de fluoruros para riego es de 1mg/l.

Daños al suelo por boro

El boro es tóxico para la mayoría de las plantas en concentraciones relativamente pequeñas. No se conoce bien el mecanismo de su fitotoxicidad pero su acumulación en hojas produce: necrosis en los bordes que se va extendiendo. Siempre se encuentra en aguas residuales de los boratos de los detergentes en concentraciones entre 1 y 3,5 mg/l. También pueden encontrarse en aguas desaladas.

Soluciones a los suelos salinos

  • Controles periódicos del agua de riego y la salinidad del suelo
  • Alternancia de riegos con aguas de mejor y peor calidad
  • Mezclar aguas salinas con otras de mejor calidad
  • Elegir el cultivo adecuado tanto a las disponibilidades y la calidad del agua en cada zona
  • En suelos con tendencia a salinizar regar con un volumen mayor que el necesario para diluir las sales
  • Fomentar el uso del riego por goteo
  • Fomentar el uso de fertilizantes orgánicos frente a las sales inorgánicas

A continuación dejamos una serie de cultivos clasificados según su tolerancia a la salinidad en el suelo.

Cultivos sensibles a la salinidad

Habichuela, arroz, zanahoria, cebolla, guisante, fresa, almendra, manzana, albaricoque, cereza, pomelo, limón, naranja, melocotón, pera y ciruela.

Cultivos moderadamente sensibles a la salinidad

Maíz, azúcar, girasol, pepino, lechuga, pimiento, patata, tomate, sandía y la uva.

Cultivos moderadamente tolerantes a la salinidad

Avena, trigo, cebada y la higuera.

Cultivos tolerantes a la salinidad

Cebada, algodón, centeno y espárrago.

Licenciada en Biología con las especialidades ambiental y marina por la Universidad de Alicante.