Cuando se habla de cambio climático, lo habitual es que surjan voces que hablan de salvar al planeta. Sin embargo, quizá lo más importante y que se pierde de vista es que el cambio climático afectará de forma directa al modo de vida del ser humano por el cambio en las condiciones ambientales.
La composición de los ecosistemas que influye en los bienes que obtenemos de ellos y la climatología que influye directamente en los cultivos, son dos de los aspectos a considerar.
Un ejemplo de la variación en la composición de los ecosistemas es la que se está produciendo en la Amazonia. La biodiversidad de una de las zonas más diversas del planeta Tierra está gravemente amenazada por causa del cambio climático. Las sequías cada vez más fuertes, temperaturas elevadas y un alto nivel de dióxido de carbono en la atmósfera están teniendo consecuencias.
El cambio de especies en el Amazonas como consecuencia del cambio climático
Un estudio de la Universidad de Leed junto con 30 instituciones de todo el mundo, ha demostrado que la composición específica de la flora de la Amazonia está cambiando. La Amazonia va camino de ser muy diferente de aquella pluvisilva que se estudia en la escuela.
El proyecto RAINFOR, Amazon Forest Inventory Network, es una colaboración internacional a largo plazo para entender la dinámica de los ecosistemas en la Amazonia. En este proyecto se ha monitorizado sistemáticamente la selva amazónica en puntos permanentes para hacer seguimiento del comportamiento de árboles individualmente y especies. También incluye recolección del suelo y datos biogeoquímicos de las plantas así como la monitorización del ciclo del carbono en sitios clave. El proyecto RAINFOR está sostenido por agencias en Brasil, Colombia, Reino Unido y la Unión Europea.
Desde 1980, en el marco de este proyecto, se han estado estudiando los efectos del cambio climático sobre los puntos de estudio en el Amazonas, descubriendo que había afectado lentamente al crecimiento y mortalidad de ciertas especies de árboles.
La especies más amantes de la humedad están muriendo más frecuentemente que otras especies; y las especies más adaptadas a climas más secos son incapaces de reemplazar a las especies que están desapareciendo.
La respuesta del ecosistema se está retrasando por detrás de la tasa del cambio climático. Las fuertes sequías tienen consecuencias muy importantes sobre las especies más vulnerables a la sequía y no hay un crecimiento suficiente por parte de las especies más adaptadas a condiciones más secas que compense esta desaparición.
Pero no sólo está ocurriendo una variación en las especies más o menos adaptadas a la humedad, si no que también la concentración de dióxido de carbono está produciendo otro cambio. Los árboles más grandes, las especies de dosel, están reemplazando a las plantas más pequeñas ya que se benefician del incremento de dióxido de carbono de la atmósfera que les permite crecer más rápidamente.
La posibilidad de que la concentración de dióxido de carbono tenga un impacto directo en la composición de selvas, bosques y la forma en la que los bosques crecen, mueren y cambian es una nueva e importante vía de investigación. El estudio sugiere que los árboles pioneros como Crecopia, los que crecen rápidamente y rellenan los huecos que dejan los individuos que desaparecen, se benefician de esta aceleración de la dinámica forestal.
El impacto de estas consecuencias sobre la biodiversidad de uno de los lugares más importantes de la tierra es crítico. Las especies más vulnerables a la sequía son las que tienen más riesgo ya que se encuentran en unas pocas localizaciones en el centro del Amazonas, lo que lo hace más susceptible de extinguirse si no se hace algo para parar este proceso. La deforestación exacerba los efectos que ya de por sí está causando el cambio climático.
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