El mar Mediterráneo: medio físico y ecología

El Mediterráneo constituye solamente el 0,7% de la superficie total de todos los mares, sin embargo puede presumir de una historia muy rica en civilizaciones y de comercio marítimo a lo largo de miles de años.
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La principal característica de la cuenca mediterránea es que es una zona semi cerrada, comunicando con el océano Atlántico mediante el estrecho de Gibraltar, con el océano Índico a través del Mar Rojo por el canal de Suez y con el mar de Mármara a través del estrecho de los Dardanelos en el mar Egeo. Además, también se comunica con el mar Negro a través del Bósforo.

El medio físico

La cuenca mediterránea se encuentra situada entre las dos placas tectónicas, europea y africana. Al final del Mioceno (6-7 millones años) se verificó un importante episodio en la historia geológica del Mediterraneo. A causa del continuo acercamiento de África con Europa se cerró el estrecho de Gibraltar y así el Mediterraneo pasó a ser un lago salado, tiempo conocido también como “Crisis de salinidad” provocando verdaderas montañas de sal. Podemos decir que hasta entonces era un mar bien oxigenado con una salinidad del 35‰ y una temperatura más alta que la actual, permitiendo así la presencia de organismos marinos que hoy en día son típicos de los mares tropicales.

El estrecho de Gibraltar se abrió definitivamente hace 5 millones de años, por vía de un gigantesco terremoto permitiendo la entrada de las aguas superficiales del Atlántico. Por ese motivo la temperatura del agua no baja de los 13ºC. Los gradientes de presión entre el agua que sale y la que entra se compensan a unos 150 m. de profundidad, y por otra parte, el nivel del Mediterráneo es 10-15 m. inferior al del Atlántico. Esta diferencia aumenta en dirección oriental y paralelamente aumenta la densidad del agua del mar. Estas son las causas que provocan el desplazamiento hacia el este de la masa atlántica que penetra por Gibraltar y que forma la corriente atlántica. Al entrar en el Mediterráneo, se modifica la circulación termohalina superficial y hay un efecto muy importante que es el efecto Coriolis, que veremos con más detalle.

La profundidad media se sitúa alrededor de los 2.500 m., con un máximo de unos 5.000 m. en la parte del Peloponeso y este de Italia. Fueron necesarios varios centenares de años y una bajada del nivel del mar de 10-20 m. para poder llenar el mar Mediterráneo y verlo como es hoy en día. Desde entonces el mar ha adquirido las características de un mar templado. Su nivel en los últimos 18.000 años se ha alzado sobre los 80-100 metros.

Diferencias entre la cuenca occidental y la cuenca oriental mediterránea

Una característica importante que es preciso remarcar está relacionado con la diversa estructura de la plataforma en las dos partes en las que se ha dividido: la cuenca oriental y la cuenca occidental. Las diferencia entre estas dos zonas depende sobre todo de las corrientes, de la latitud (y en particular de la temperatura) y de la historia biológica de estas zonas. La parte occidental tiene una temperatura de 13ºC en invierno y de 23ºC en verano, mientras que la salinidad del agua es de 36‰. Sin embrago la parte occidental tiene una temperatura más elevada 16ºC en invierno y de 28-29ºC en verano, con una salinidad del 39‰ a diferencia del Atlántico que es de 35‰.

Su elevada salinidad se explica porque el Mediterráneo es un mar casi independiente que se encuentra en una zona climática subtropical con una elevada evaporación. Las grandes lluvias y los aportes fluviales no son suficientes para poder compensar la evaporación de estas grandes superficies de agua. Si el Mediterráneo no estuviera unido al océano Atlántico su nivel de agua bajaría desde unos 60 cm hasta 1 m. Aun así el agua del océano no compensa las perdidas y el agua es más salada y su salinidad aumenta a medida que nos alejamos del estrecho de Gibraltar. Además, podemos decir que a la misma temperatura con el océano, el agua del Mediterráneo es más densa y se hunde más.

Oleaje y corrientes en el Mediterráneo

El mar Mediterráneo no es un mar tranquilo, aunque es cierto que sus tempestades son menos violentas que en el Atlántico. Las olas no son tan altas como las oceánicas y es muy raro ver olas de 5 metros de altura. Este aspecto se explica porque, su profundidad no es tan elevada como en el Atlántico. Las olas no son determinada solo por el viento, que juega un papel importante en el movimiento superficial de las moléculas sino también por su longitud de onda, es decir cuando la longitud de onda es mitad de la profundidad del mar, la ola se alza hasta alcanzar su máxima altura antes de romperse en la costa.

Otro aspecto importante son las corrientes que son de gran importancia biológica, porque además de condicionar y ser condicionadas por las distribuciones de los parámetros quimico-fisicos (salinidad, densidad, temperatura) aseguran el recambio de las aguas, los nutrientes a los vegetales y de alimento en suspensión a los. Las corrientes juegan un rol importante también en la reproducción y distribución geográfica de las especies transportando productos sexuales, como las esporas, larvas de los juveniles.

Una de las características principales en la formación de las corrientes es la propia diferencia de densidad. Las aguas más densas, es decir las que pesan más y frías tienden a hundirse, mientras que las aguas cálidas son menos densas y son las aguas superficiales. Estos dos tipos de corrientes se moverán uno arriba del otro y la mezcla de las dos masas de agua será mínima.

Estas diferencias de densidad están unidas a dos parámetros importantes: temperatura y salinidad. Se sabe que la densidad disminuye a aumentar la temperatura y aumenta al aumentar de las sales disueltas. La temperatura depende sobre todo de la latitud, mientras que la salinidad depende de la evaporación, de las lluvias y de los aportes fluviales. Estas diferencias tanto en las cuencas comunicantes con el océano como en el interior de las mismas cuencas y los movimientos tanto horizontales y verticales provocan una circulación termohalina.

El efecto Coriolis

Una vez en movimiento la masa de agua, será desviada por el efecto de Coriolis. Es una fuerza provocada por la rotación del planeta sobre sí mismo y es proporcional a la velocidad del moto. En el hemisferio boreal esta fuerza provoca una desviación de las aguas hacia la derecha respecto a la dirección de avance, viceversa en el hemisferio austral. En el ecuador la fuerza de Coriolis es nula.

A causa de esta fuerza las corrientes del Atlántico central forman una circulación horaria, llamada anticiclónica (véase foto 2).

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Foto 2. Las corrientes en el Mediterráneo.

Las masas de agua se pueden mover también por el viento y en este caso, hablamos de corrientes de deriva. También en este caso entra en juego la fuerza de Coriolis.

El efecto del viento cerca de las costas provoca particulares corrientes verticales. Podemos afirmar que cuando el viento sopla hacia la costa, entonces el agua encontrando la orilla tiende a hundirse (downwelling); viceversa cuando el viento sopla desde tierra, el estrado de agua superficial, movido hacia el mar abierto, llama las aguas de profundidad (upwelling). Estas últimas son las aguas ricas de nutrientes, muy importantes para el desarrollo de la vida y el continuo recambio de aguas y por supuesto son las aguas más oxigenadas.

De todos modos, el verdadero motor de las corrientes es el sol, en cuanto interfiere en forma diferente sobre la superficie de los mares a distintas latitudes, durante varias épocas del año. Eso determina la circulación termohalina de los mares, circulación atmosférica (viento) que a su vez actúa sobre la superficie marina.

Circulación de las corrientes en el Mediterráneo

El Mediterráneo presenta una circulación muy compleja, que pero podemos explicar considerando tres niveles de profundidad:

  • Las aguas superficiales (hasta 200 m. de profundidad) provienen del estrecho de Gibraltar y desviadas hacia la derecha por la fuerza de Coriolis. Bordean la cuenca submarina entre Sicilia y Tunisia, hasta llegar al mar Egeo, mientras una parte bordea la zona del Adriático.
  • Las aguas intermedias (200 y 600 m. de profundidad) se forman en la cuenca oriental, a sur de Creta. En esta zona las aguas superficiales que se hunden por el aumento de la salinidad y se dirigen hacia oeste.
  • Las aguas profundas (más de 600 m. de profundidad) se forman en la cuenca occidental cerca de Toulon (Francia) para la cuenca occidental y cerca del canal de Otranto (Italia) y mar Egeo para la oriental. Estas masas de agua se forman en invierno, debido a los vientos fríos y al descenso de las temperaturas, aumentando así la densidad de las aguas. Este fenómeno no se verifica todos los años, pero instaura las corrientes de subida (upwelling) en respuesta a las masas de aguas que se hunden. Todo eso determina, que en algunas zonas, las aguas superficiales tengan los nutrientes necesarios para la formación del fitoplancton y de consecuencia del zooplancton, tanto de poder sustentar la presencia de numerosos cetáceos, sobre todo en la parte de la Liguria-Toscana- Cerdeña y Francia, conocido como santuario de los cetáceos (véase foto 3).
Foto 3. Santuario de cetáceos en el Mediterráneo.
Foto 3. Santuario de cetáceos en el Mediterráneo.

Ecología del Mediterráneo

El Mediterráneo es un mar oligotrófico, es decir rico de oxigeno pero pobre de nutrientes, debido a la poca cantidad de ríos que desembocan en el mismo. El fenómeno se manifiesta más de oeste a este de la cuenca mediterránea.

Aun así en el Mediterráneo albergan muchas especies, como por ejemplo Posidonia oceanica, especie endémica. Las praderas de Posidonia son de innumerables importancia porque su presencia implica una buena oxigenación de las aguas, escasa turbidez y grandes aportaciones de nutrientes. Asociada a las praderas de Posidonia está presente la el molusco más grande del Mediterráneo, es decir la Pinna nobilis o conocida también como nacra. La superficie exterior está adornada de algunas protuberancias que facilitan la instalación de algunas especies epizoítas como algas, hidrarios, esponjas, ascidias.

Otra especie endémica del Mediterráneo es el coral rojo, nombre especifico Corallium rubrum. Este coral es un octocoral (llamado así porque tiene 8 tentáculos) y no hay que confundirlo con los corales de los mares tropicales, hexacorales (tienen 6 tentáculos), constructoras de los grandes arrecifes de coral. El coral rojo y las madréporas aunque pertenecen al mismo phylum, pertenecen a clases bien diferentes. El coral rojo, se encuentra sobre todo en zonas esciafilas y donde hay mucha corriente, fundamental para poder atrapar los nutrientes con sus tentáculos.

Estas son solo algunas de las especies endémicas del Mediterráneo, pero no hay que olvidar el grupo de los vertebrados y de las algas.

Bibliografía:
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Fotos de:

Graduado en Ciencias Ecológicas y de la Biodiversidad por la Universidad de Pisa (Italia). Trabajo de investigación sobre Fundamentos de biologia marina: Corales del Mediterráneo. Ha impartido conferencias de biologia marina en los colegios de la comunidad de Madrid, a través del centro de buceo y de biología marina, Zoea. Máster en Biodiversidad, Universidad Autonoma de Madrid. Actualmente está colaborando en un proyecto de investigación sobre la taxonomía y filogenia de una familia de nudibranquios, Proctonotidae. Además se dedica a la divulgación científica de la biologia marina. Aficiones, lectura sobre la biodiversidad marina, música, viajes, cinema.