Tomar gambas por Navidad podrían estar en peligro para 2100. Un estudio llevado a cabo por un pequeño equipo de investigadores de Reino Unido, Suecia y Canadá ha revelado que a medida que el oceáno se acidifica más parece que el sabor de las gambas podría ser menos apetecible. En su estudio publicado en la revista Journal of Shellfish Research explicaron cómo hicieron crecer las gamas en un agua más ácida de lo normal y después las dieron a probar a un grupo de voluntarios.
Las gambas son muy populares y sobretodo es una comida muy típica de Navidad que podría estar en riesgo por los hallazgos encontrados en este estudio. Investigaciones previas han sugerido que los océanos se están acidificando a medida que absorben más y más dióxido de carbono de la atmósfera. Este incremento, junto con el aumento de las temperaturas, podría causar estrés a las gambas provocando que éstas tengan un sabor menos agradable al paladar humano.
No es un secreto que los animales que viven en condiciones estresantes puedan sufrir degradación si sufren estrés como los pollos, vacas y cerdos en los mataderos. Ahora parece que los seres vivos marinos, como las gambas, podrían sufrir una modificación en su sabor por las condiciones en las que pueden vivir.
Las gambas creciendo en ambiente ácido
Los investigadores cultivaron las gambas durante tres semanas en el agua con un pH de 7.5 (el nivel predicho para los océanos en 2100) en lugar del habitual de 8. La temperatura del agua fue ligeramente superior que la normal para reflejar un calentamiento global gradual para el final de este siglo. También crecieron gambas en condiciones normales. Todas las gambas fueron cocinadas por chefs profesionales y dadas a voluntarios entusiastas de las gambas que puntuaron las gambas a medida que las saboreaban.
Los investigadores encontraron que las gambas que crecieron bajo condiciones normales fueron 3.4 veces puntuadas como ricas mientras que aquellas que crecieron en condiciones ácidas y templadas fueron consideradas 2.6 veces descritas como con el peor sabor. Los investigadores también encontraron que peces que crecían en aguas más ácidas y templadas fueron 1.6 veces más propensos a morir durante el test de tres semanas. De esto se deduce, que a menos las gambas aprendían a adaptarse a las nuevas condiciones para no sentir estrés.
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