La agricultura y el cambio climático: víctima, verdugo y solución

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Las disputas diplomáticas en los acuerdos de cambio climático son las noticias de primera plana pero habitualmente se olvidan las grandes batallas, aquellas que tienen incidencia directa y fuerte sobre este problema global. Una de ellas es la batalla que se produce en el sector de la agricultura y su incidencia en el cambio climático ya que tiene un doble papel: por una parte es vulnerable a los efectos del cambio climático pero también puede tener una solución al problema.

Durante estos días (7 al 18 de noviembre) se está celebrando la COP22 en Marrakesh, y Jose Graziano da Silva, director de la  FAO ha alertado de los riesgos que el cambio climático tiene sobre el suministro de alimentos como sequías, inundaciones, pérdida de suelo, desertificación y la alta demanda en una población creciente.

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Unas amenazas que han llevado a Jose Graziano a aseverar que: «El cambio climático nos trae de vuelta las incertidumbres de los tiempos en los que éramos cazadores recolectores. Ya no podremos asegurar que podremos cosechar lo que hemos plantado». Una afirmación que de ser cierta es poco tranquilizadora.

La volatilidad de los cultivos ha sido más aguda este año, en parte debido al fenómeno del Niño que para muchos científicos puede ser el reflejo de los cambios que nos traerá el cambio climático.

Uno de los cultivos más afectado ha sido el trigo afectando al pan en Latinoamérica, Norte de África y Europa, debido a las sequías e inundaciones excepcionales. Otro de los cultivos muy afectados ha sido el del limón con una escasez durante 2016 bastante acusada.

Durante los próximos doce años, los agricultores de países en vías de desarrollo serán los que sufran más la subida de las temperaturas. Sin embargo, en 2030 se incrementará la presión negativa sobre la producción de alimentos.

Al mismo tiempo, la agricultura es una masiva contribuyente de gases de efecto invernadero, ayudando a incrementar los efectos del cambio climático. La agricultura supone una cuarta parte de las emisiones de acuerdo a la OCDE.

Las emisiones de la agricultura suponen uno 17% sobre el efecto del calentamiento global también según la OCDE, especialmente las de metano que es mucho más peligroso que el CO2 que proviene de la ganadería y de los campos de arroz. Además, la intensa deforestación que se sufre en muchas áreas (como en Indonesia para el aceite de palma) y la roturación de tierras vírgenes son factores muy potentes en las emisiones totales.

La visión de los agricultores en el cambio climático

Existen muchas ideas para solucionar el problema, sin embargo la financiación de las mismas es lo complicado. Una nueva visión del mundo donde la agricultura haga un mejor uso de los recursos, proveyendo más alimento con menos contaminación de carbono.

Uno de los enfoques en los que se está trabajando es ayudar a pequeños agricultores, especialmente en África a utilizar técnicas más sostenibles. La rotación de cultivos, utilización de variedades de semillas resistentes a la sequía, el uso restringido de agua y la limitación al labrado de cultivos en invierno son algunas de las técnicas que se favorecen.

Además, los científicos especializados en agricultura son muy partidarios de las legumbres, guisantes, lentejas, alubias,… que capturan nitrógeno del aire y lo fijan en el suelo siendo un fertilizante natural. Esto lo realizan gracias a la asociación con bacterias fijadoras de nitrógeno en sus raíces formando micorrizas.

Sebastine Abis, ivestigador del IRIS (Institute for International and Strategic Relations) en el thinktank de París, apunta a que se espera que la población mundial alcance 9.7 millones en 2050 comparado con los 3.7 millones de los años 70. La demanda de carne, un gran contribuyente para las emisiones de carbono, se espera que crezca por lo que es peligroso que se produzca un paro en la producción de alimentos.

Hans Herren, premiado experto suizo en desarrollo, es presidente del Millennium Institute, una ONG situada en Washington que piensa que se tendrían que proporcionar mejores calorías y no más. Recortar la producción de residuos y mejorar la eficiencia son la clave. Según él, «Hoy el planeta provee dos veces más comida de la que es necesaria -4.600 calorías por persona y día, cuando solamente necesitamos 2.300»

Fuente: http://phys.org/news/2016-11-agriculture-victim-solution-climate.html

Licenciada en Biología con las especialidades ambiental y marina por la Universidad de Alicante.