Los neonicotinoides son uno de los tipos de plaguicidas en el punto de mira por sus efectos sobre los insectos beneficiosos en los ecosistemas y cultivos. Algunos de estos, en particular, imidacloprid, thiamethoxam y clothianidin han sido prohibidos recientemente por la Comisión Europea para su uso en agroecosistemas abiertos por su afección a las abejas de la miel.
La inespecifidad de estos plaguicidas los convierte en potencialmente dañinos y sus riesgos fueron revisados por la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria). Las vías de análisis fueron tres: residuos en el polen y néctar, restos de polvo durante la siembra / aplicación de las semillas tratadas; y consumo de agua.
Sin embargo, en estos casos no se había considerado la melaza, que es más abundante que el néctar y puede ser otra vía de exposición a insecticidas por parte de los insectos beneficiosos, así como los polinizadores en un rango más amplio que los anteriores.
Este nuevo estudio publicado en la revista PNAS financiado por Instituto Nacional de Investigaciones Agrarias y la Conselleria d’Agricultura, Pesca i Alimentació de la Generalitat Valenciana, ha mostrado que también pueden afectar vía la melaza de las plantas.
La melaza de las cochinillas puede llevar restos de plaguicidas
La melaza es un líquido pegajoso producido por insectos como cochinillas, pulgones, psílidos y moscas blancas, que se alimentan de tejidos vegetales que contienen azúcares. Los insectos dejan la melaza en las plantas que visitan, y otros insectos como las moscas voladoras polinizadoras y las avispas parásitas se alimentan de ellas.
El principal problema es que los insectos que consumen la melaza contaminada y que los mata no son los objetivos previstos de los neonicotinoides, e incluyen insectos beneficiosos.
Los investigadores hicieron este descubrimiento mediante la aplicación de neonicotinoides en árboles de cítricos, tanto directamente como un aerosol y en el agua de riego en el suelo.
Después, recolectaron melaza hecha por cochinillas de cítricos que se alimentaban de ellos con la que alimentaron a dos tipos de insectos beneficiosos: moscas y avispas parásitas.
La mayoría de las moscas y casi la mitad de las avispas murieron dentro de los tres días posteriores al consumo de la melaza. Es un dato que se contrasta con las muertes en el control, dentro del mismo período de tiempo sólo murieron del 6 al 15% de las moscas y avispas.
Los resultados del experimento muestran que es posible que se maten insectos beneficiosos al comer melaza contaminada con neonicotinoides, lo que sugiere una nueva fuente de peligro para ellos, según los investigadores. Por este motivo, esta vía de exposición debería ser examinada en los próximos análisis de riesgos que se lleven a cabo.
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