El mejillón cebra, Dreissena polymorpha, es un molusco bivalvo que habita cursos de agua dulce y ambientes de agua salada. Su nombre común proviene del color de su concha, de un tono marrón claro surcado por rayas oscuras en zigzag.
Este bivalvo es de menor tamaño que otras especies de mejillón, alcanzando tres centímetros los individuos adultos. Una característica llamativa de esta especie es que los individuos crecen en colonias, cubriendo el lecho y posteriormente creciendo unos mejillones sobre otros. Esto permite unas densidades poblacionales muy altas, de miles de individuos por metro cuadrado.
Historial como especie invasora
El mejillón cebra tiene el dudoso privilegio de aparecer en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas del mundo, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN).
La zona de distribución natural de esta especie son los mares Negro, Caspio y Aral. Durante el siglo XIX la especie comenzó a expandirse por los cursos de agua del continente europeo, llegando a los Grandes Lagos de EEUU en 1985, para posteriormente ocupar el Mississippi y la costa del Caribe.
El motivo por el que esta especie se convierte en invasora es su alta tasa de reproducción, un ejemplar adulto puede liberar al medio entre un millón y millón y medio de larvas a lo largo de un año. Esto, junto con la densidad de las poblaciones y su gran resistencia a diferentes condiciones ambientales, provoca que la especie ocupe cursos de agua o lagos en poco tiempo.
La especie resulta problemática por dos motivos: el crecimiento de las colonias provoca daño a las infraestructuras y altera la composición del fitoplancton. Al formar piñas compactas de individuos, los mejillones son capaces de bloquear tuberías o depósitos de agua, lo cual requiere la eliminación por medio físico de los ejemplares, ya que son resistentes a productos químicos como el cloro y eliminarlos usando estos sistemas afectaría de manera negativa al medio.
Por otra parte, la capacidad de filtrado de agua de la especie es prodigiosa, hasta 8,5 litros de agua por individuo al día, lo cual se suma a la densidad poblacional dando lugar a que un gran volumen de agua es filtrado de manera continua.
Esto tiene dos consecuencias: por un lado se reduce la cantidad de fitoplancton presente en el curso de agua, lo cual afecta negativamente al resto de especies; pero por otro lado las aguas se clarifican al eliminarse el exceso de partículas en suspensión.
En algunas zonas del norte de Europa con problemas de contaminación en ríos se considera beneficioso al mejillón cebra por este motivo. Sin embargo, esto tiene efectos negativos en el resto de especies acuáticas, como ya se ha mencionado, por lo que resulta controvertido clasificar a la especie como “beneficiosa”.
La gran resistencia de la especie, su elevada tasa de reproducción y el hecho de que provoque daños económicos de forma directa han provocado que la lucha contra el mejillón cebra sea una prioridad en aquellas zonas donde se encuentra presente.
Las pérdidas económicas que esta especie produjo en los EEUU en un periodo de 10 años superaron los 1.600 millones de euros. En España, el Ministerio de Medio Ambiente dedicó 300 millones a combatir la especie entre los años 2003 y 2006, dando la cifra de 100 millones al año para controlar la invasión del mejillón cebra en nuestro país.
Situación en España del mejillón cebra
La especie fue detectada en la cuenca del Ebro en el año 2001, cuando la densidad de individuos todavía era baja. En los años posteriores se expandió a las cuencas del Júcar y del Segura y terminó de remontar el curso del Ebro, llegando al Embalse de Undurraga, en Vizcaya, en el 2011. Otros puntos donde se han detectado ejemplares adultos son la presa de Sobrón, en Burgos, y el salto hidroeléctrico de Puentelarrá, en Álava.
Por ahora no se ha expandido a otras cuencas fluviales, aunque parece sólo cuestión de tiempo hasta que eso ocurra. Pero, ¿cómo se desplaza el mejillón cebra? Se trata de un organismo acuático y no tiene aprovechamiento económico, así que los seres humanos no lo introducen de manera intencional en los ríos que invade.
Durante años se pensó que los ejemplares adultos eran transportados en los cascos de embarcaciones recreativas, donde se fijan una vez finalizada su etapa larvaria. Sin embargo, la respuesta podría ser otra.
Se ha teorizado que los pescadores podrían estar transportando de manera accidental larvas vivas del mejillón cebra en sus cebos de pesca, que en ocasiones proceden de un río y son empleados en otro diferente. Para evitar este tipo de transporte accidental es fundamental que las administraciones pertinentes informen de la presencia del mejillón cebra así como las actividades que provocan su transporte accidental, para poder así evitarlo.
En cuanto a las estrategias de control existentes, no existe todavía una solución clara al problema pero sí se están probando diferentes enfoques. El uso de filtros impide el paso de larvas a conductos de transporte de agua, como los de las centrales hidroeléctricas.
También se ha ensayado un compuesto de agua oxigenada y sales de hierro que en presencia de luz solar que resulta letal para el mejillón cebra, pero debe calcularse muy bien la dosis para evitar que afecte a otras especies. Tal vez el sistema más extravagante que ha mostrado su utilidad sea emplear ultrasonidos para evitar que las larvas se fijen al sustrato y así completen su ciclo vital.
- Fuentes:
1. Hoddle, M. S. «Quagga & Zebra Mussels». Center for Invasive Species Research, UC Riverside. Retrieved 2010-06-29
2. Connelly, NA; O’Neill, CR Jr; Knuth, BA; Brown, TL (2007-05-24). «Economic impacts of zebra mussels on drinking water treatment and electric power generation facilities». Environ Manage. 40: 105–12.
Ya que no se les puede eliminar, dicen que en los Grandes Lagos hay algún pez minúsculo que puede con los mejillones cebra ¿No se les podría hacer ingeniería genética para que sean comestibles, y sacarles partido? ¿O triturarlos tal cual están para hacer piensos?
Si se da con algun compuesto que afloje el pegamento con el que se sujetan, se soltarían solos.
Procedería el proverbio ibérico: ‘Todo lo que corre, nada y vuela: ¡A la cazuela!’
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