Un tratamiento revolucionario para el megaesófago en perros

perros megaesofago

Para quienes los desconocen existe una grave enfermedad canina llamada megaesófago que es muy grave y devastadora para los perros. Esta enfermedad se refiere a un esófago grande y dilatado con poca motilidad que evita el paso normal de comida o líquidos al estómago.

Debido a que la ingesta no alcanza el estómago para producir la sensación de saciedad, el perro continúa comiendo por lo que el esófago se agranda cada vez más. Los canes que sufren esta enfermedad acaban vomitando grandes cantidades de comida no digerida. Algunas partículas de la comida regurgitada pueden ser aspiradas por el can por lo que pueden alcanzar los pulmones, provocando neumonía por aspiración, un síntoma adicional que puede ser mortal para el perro afectado.

Lo habitual es que los perros con megaesófago mueran de malnutrición, de neumonía o por eutanasia porque la evolución o prognosis indicada es devastadora.

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El equipo del Veterinary Healt Center (VHC) de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Missouri ha estudiado una nueva aproximación a esta enfermedad. Este equipo ha identificado un defecto en el esfínter esofágico inferior como potencial causa tratable del megaesófago en perros. Hasta ahora, los perros se diagnosticaban con megaesófago idiopático, es decir, con causa desconocida ya que las pruebas realizadas no mostraban la causa subyacente.

Innovaciones para el tratamiento de los perros

El equipo de VHC realizó un estudio con vídeo fluoroscópico de la deglutición que identificó una anormalidad que se piensa que genera el problema: un síndrome parecido a la acalasia del esfínter esofágico inferior. Este esfínter actúa como una válvula entre el esófago y el estómago, que se abre cuando la comida y el líquido son deglutidos y una vez llegan al estómago se cierra de manera que no haya retorno del estómago al esófago. En los perros con megaesófago, el esfínter esofágico inferior permanece cerrado de forma muy parecido al síndrome de acalasia esofágica.

Los estudios de deglutición mediante vídeo fluoroscópico han existido desde hace tiempo pero los protocolos anteriores no representaban el comportamiento habitual comiendo y bebiendo. En aquellos protocolos el perro estaba atado y acostado de lado, alimentado por suero de bario mezclado con comida con poca palatabilidad. Si los perros no comen durante el estudio, no es posible realizar un diagnóstico.

Para obtener un mejor diagnóstico, el equipo Mizzou adaptó e innovó en la herramienta de diagnóstico utilizando herramientas y procedimientos de la medicina humana. Para ello, la profesora Teresa Lever, lideró el desarrollo de estructuras trapezoidales (que están patentadas) que sostenían las cámaras junto con un compartimento donde los perros entran y son canalizados de una forma más natural a la parte más estrecha de la zona donde los animales se ven restringidos de una forma mucho más natural. Los animales en posición vertical comen de una forma más fácil.  Además, Lever en cooperación con una empresa independiente desarrolló diferentes recetas y consistencias para que los alimentos fueran más aceptables para los perros y eficaces en su función de contraste.

Gracias a este desarrollo, se ha podido observar lo que se piensa que es la causa del megaesófago en algunos perros. A raíz de esto, se han comenzado a adaptar tratamientos humanos a los canes como por ejemplo, abrir o dilatar el esfínter esofágico inferior con bótox o con un balón dilatador.




El tratamiento se realiza dilatando en primer lugar el esfínter y administrando después bótox para paralizar los músculos del esfínter que permanecían cerrados. Este procedimiento todavía se está evaluando, pero ya hay perros con una importante mejoría clínica y cuando se realiza la videofluoroscopia se observa el esfínter abierto. Los pacientes con esta mejora, son candidatos para una cirugía que puede ser potencialmente curativa. Durante la recuperación, se monitoriza la ingestión de comida y el peso de los canes, además de ajustar la cantidad de alimentos que puede ser modificada cada dos días.

Aunque el procedimiento todavía está en evaluación, parece que es una aproximación prometedora para aquellos perros que no tenían una oportunidad. La mejora clínica es muy significativa y se puede dar a los animales una buena calidad de vida.

Licenciada en Biología con las especialidades ambiental y marina por la Universidad de Alicante.