El ámbar está dando grandes alegrías a la zoología en las últimas semanas.
Al descubrimiento del milpiés hay que añadir el nuevo descubrimiento de un animal marino muy raro: un ammonite del tamaño de una uña que data del Cretácico, hace 99 millones de años.
Los ammonites están emparentados con las sepias actuales siendo animales marinos. Su rareza radica en que es un animal marino atrapado en ámbar el cual sólo se produce en los árboles terrestres.
En el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los autores señalan que «los organismos acuáticos se encuentran raramente en ámbar, pero cuando esto sucede da una evidencia invaluable para comprender mejor los ecosistemas pasados y la tafonomía del ámbar«. La tafonomía es la rama de la paleontología que estudia los procesos de fosilización.
¿Cómo se encuentra un animal marino atrapado en ámbar terrestre?
Las imágenes en 3D de alta resolución obtenidas a través de una tomografía computarizada de rayos X (micro-CT) muestran que la concha era una Puzosia juvenil (Bhimaites), una subespecie de amonitas con una concha suave y espiral.
Pero, ¿cómo es posible que este molusco móvil acabará en resina de un árbol rodeado de ácaros, arañas, milpiés, cucarachas y avispas que solo se encuentran en la tierra?
Los investigadores creen que lo más probable es que la resina fluyera de una conífera que estuviera en un ambiente estuarino. A medida que la gravedad arrastraba la resina que se filtraba por el árbol, cualquier insecto o animal terrestre habría sido atrapado en su camino.
Eventualmente, la resina habría alcanzado la playa donde habría rodeado a cualquier organismo marino en su camino. Sin embargo, no se encontraron tejidos blandos en la capa del ammonites ni en otras cuatro conchas marinas halladas también dentro del ámbar, lo que indica que los animales probablemente estaban ya muertos cuando fueron atrapados por la resina.
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