Algunos animales pueden moverse entre agua dulce y agua salada salvando una serie de barreras ecológicas y fisiológicas que los limitan. En el caso del tiburón es porque se hundiría según un nuevo estudio publicado en la Journal of Experimental Biology.
Los peces cartilaginosos como los tiburones están presentes en los ecosistemas por todo el planeta, apenas unos pocos habitan lagos y ríos. De más más de 1000 especies de elasmobranquios (tiburones, rayas y quimeras) sólo el 5% pueden vivir en agua dulce, y la mayoría sólo lo hace durante una parte de su ciclo vital.
En cambio, sobre el 40% de los peces óseos (teleósteos) desde la carpa dorada hasta la trucha arcoíris viven en agua dulce. Los investigadores creen que se debe al coste metabólico de la osmorregulación, pues mantener la correcta presión osmótica controlando las concentraciones de sales y agua en el cuerpo conlleva un coste metabólico.
Sin embargo, ¿hay algún problema con la diferencia entre la densidad del agua de mar y del agua dulce? Después de todo, las diferencias más destacables para el ser humano es si flotamos o no en el agua, por ejemplo, las diferencias entre nadar en una piscina o en el Mar Muerto. Mientras que muchos peces óseos tienen vejigas natatorias para controlar su flotabilidad, la primera fuente de flotabilidad en los elasmobranquios es un hígado rico en lípidos.
El hígado del tiburón clave en su flotabilidad
Así pues, investigadores de Stanford, Adrian Gleiss y colaboradores diseñaron un modelo hidromecánico basado en el tiburón toro (Carcharhinus leucas), uno de los pocos elasmobranquios que viven en agua dulce durante una parte de su ciclo biológico. Encontraron que el hecho de permanecer en agua dulce implicaba que los tiburones y rayas veían aumentaba su flotabilidad negativa entre dos y tres veces, con el coste energético que supone ya que tienen que elevarse por ellos mismos mediante la natación.
Los tiburones podrían compensar su aumento de flotabilidad negativa mediante el aumento de su hígado, aunque este tendría que incrementarse ocho veces su volumen para poder mantener la misma flotabilidad neutra que adquieren en agua salada.
Para comprobar estos cálculos, el equipo también utilizó nuevos datos sobre la densidad corporal de elasmobranquios de agua dulce capturados en el río Fitzroy en el oeste de Australia: cinco tiburones toro y 17 pez sierra. Estos tienen tamaños de hígado similares a los 113 primos que vivían en agua salada pero menor densidad en el hígado. De hecho, los 22 muestreados en agua dulce mostraron la mayor flotabilidad negativa de ningún elasmobranquio hasta la fecha.
Foto de Steve Garner
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